Nuestro frasco ha sido concebido como una escultura con un encanto fino y elegante. Su diseño híbrido es moderno y recuerda la magnificencia de los viejos frascos de perfume de los años 20 y 30.
Un objeto que atrae tanto a la vista como al tacto y que se puede descubrir en todos sus detalles. Los rayos grabados en el reverso del frasco simbolizan la luz, el resplandor del sol, pero también la estela de la fragancia. Cuando el frasco refleja la luz, el color dorado de la fragancia crea un reflejo chispeante.
Este es un homenaje a las técnicas de corte de cristal utilizadas para las botellas de Alta Perfumería durante el período Art Déco (década de 1930).
Y en la parte superior de la tapa, nuestro emblema, el caballito de mar, como un sello artesanal, acompaña el gesto olfativo.