Es 1919, el período de posguerra, y un soplo de aire fresco está soplando en esta sociedad que ha sufrido cuatro años de horror. Disfrutando de este renacimiento donde todo parece posible, las mujeres experimentan una nueva primavera, con notas de cuero, clavel y tilo. Habiendo asumido el papel de madre durante la ausencia de sus maridos, que se han ido al frente, se convierten en pretendientes, pioneras de la igualdad de género y provocadoras acompañadas de los aromas de cistus, vetiver e ylang-ylang. Este soplo de libertad sin precedentes lo revela una base golosa de vainilla, pachulí y almizcle. A partir de ahora, las mujeres se atreven a ser quienes son. Con su aspecto juvenil, fuman, trabajan, conducen en pantalones y llevan consigo el aroma del tabaco y el cedro.
Fundada en 1904, la marca Caron nació del encuentro entre el perfumista Ernest Daltroff, de origen ruso, y la sombrerera Félicie Wanpouille. La firma trastocó los códigos de la perfumería de su época con sus aromas radicales, donde cada creación es un encuentro explosivo entre dos materiales a los que todo opone.