El retrato de una rosa en una sola fragancia. Una dualidad, entre belleza y peligro, trabajado por Alberto Morillas. Al principio verdes y aireadas, las hojas y espinas de esta reina de las flores abren la fragancia con un filo cortante. Cuando estamos a punto de dar un paso atrás, la dulzura del aroma de los pétalos de rosa mezclados con jazmín llega a nuestras fosas nasales de forma cautivadora. El opulento elixir de la rosa de mai de Grasse nos aturde, mientras que el almizcle blanco y el cipriol aportan sensualidad, suavidad y confort.
Heredero de una de las principales casas francesas de coñac, Kilian Hennessy quería hacerse cargo del proyecto de su familia. Los olores de su infancia pasados cerca de las bodegas familiares en Cognac lo inspiraron cuando eligió trabajar en la semántica de los olores. En busca de la "parte de los ángeles", un lenguaje común a los dioses y los humanos, se encontró con el mundo de los perfumes: el azúcar del alcohol y la madera de las bodegas se pueden encontrar en muchas fragancias de Kilian.