Inspirada en los tesoros escondidos de la sacristía de la Basílica de San Francisco, esta fragancia evoca la atmósfera primaveral que se mezcla con los frescos medievales de Giotto y Cimabue. Las luminosas notas de limón y bergamota se abren a un encantador viaje olfativo, mientras que la angélica y la rosa en el corazón capturan la esencia de la naturaleza floreciente. Finalmente, los acordes ambarinos de pachulí, vainilla y ládano evocan una estela mística y sofisticada, dejando una huella inolvidable como una obra de arte viva.
Filippo Sorcinelli es un artista italiano excepcional. En 13, se convirtió en organista en las catedrales de Fano, Rimini, San Benedetto del Tronto, y más tarde, tomó cursos en el Instituto Pontificio de Música Sagrada y participó en prestigiosos festivales de música en Italia.